sábado, 28 de febrero de 2015

Te quiero, Nija.

No sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes.
Yo no creía en esas cosas, nunca pensé que fueran ciertas. Vivía sumida en la convicción de que no eran más que cuentos con los que asustar a los niños que se portan mal, amenazándoles con futuros de pérdida y dolor para lograr que dejaran de llorar o increpar a sus padres. Estaba convencida de que todo era mentira.
Pero ya no.
Nija me amaba, y yo a él, pero era complicado. Nos conocimos hace un par de años, durante una de las recepciones de mi madre. Recuerdo lo que pensé al verle, cómo me sorprendió que un simple camarero, vestido como todos los demás, pudiera destacar tanto ya no sólo entre el servicio, sino entre todos los demás caballeros elegantemente vestidos del salón de baile. Era tan frívola entonces... pero él me ayudó a cambiar.
Esa noche empezamos a hablar, aún no entiendo cómo tuvo el valor de acercarse a mí, dada su condición, pero me hablaba en cada esquina, en cada momento ciego en el que nadie podría reparar en nosotros. En ese momento debería haberme callado, haberle rechazado, pero quedé prendida en sus ojos negros, y ya no pude escapar de ellos.
Aquel día todo empezó. Al terminar la velada, conseguimos escaparnos al jardín y nos declaramos amor eterno bajo la luz de la luna. Supimos que sería difícil, no éramos tontos, pero decidimos intentarlo con la convicción de quien ha encontrado al amor de su vida, y no piensa dejarlo marchar.
Fueron pasando los meses, y nuestra relación creció entre fugas, mentiras y encuentros furtivos en medio de los servicios que obligaba a mis padres a solicitar. Salir adelante no parecía tan complicado, al fin y al cabo, y en nuestras mentes comenzaron a surgir planes de futuro, en los que nos casábamos junto al acantilado para formar una familia llena de bellos niños que llevaban sus ojos y sus labios. Ser pobre ya me daba igual, tan llena de amor y de felicidad como estaba, convencida de que ningún lujo del mundo podría compararse jamás con Nija. Ojalá hubiera estado tan segura como creía, nada de esto habría sucedido.
Me pidió matrimonio una tarde de tormenta, sentados en mi habitación. La cajita no estaba vacía, dentro se encontraba el anillo de pedida que su padre le había regalado a su madre el día que se le declaró. No era nada del otro mundo, un pequeño diamante engarzado en una fina línea dorada, pero me encantó. Entre lágrimas le dije que sí, y le besé.
Jamás le había besado así, sus labios se volvieron mágicos, hechizantes y despertaron un deseo en mi interior que se deslizó hacia todos los lugares de mi cuerpo, reclamando su presencia. Recuerdo perfectamente cada beso, cada suspiro, cada caricia que ardía en mi piel en un vago intento por calmar su necesidad.
Hicimos el amor iluminados por los rayos; suspirando gemidos acallados por el sonido de la lluvia contra la ventana; besándonos con la locura de los fugitivos y el cariño de los enamorados; suave y tímido al principio, apasionado después; cuando llegamos al clímax, juntos, no pudimos hacer más que abrazarnos, contemplando la sortija que brillaba orgullosa en mi dedo.
Ni siquiera nos dimos cuenta de que la puerta principal se abría, no nos percatamos de los pasos que subían por las escaleras y, para cuando mi padre abrió la puerta, continuábamos abrazados en la cama.
Entró en cólera, y cada palabra que pronunciábamos defendiendo nuestro amor le enfurecía más. No nos pegó, a ninguno de los dos, pero tenía un plan más frío y cruel. Antes de echar a Nija de mi habitación y de mi hogar me dio a elegir: tenía total libertad para casarme con mi amado, y vivir una larga vida a su lado, pero a cambio debía renunciar a todo lo que tenía, todos mis bienes, mis posesiones, mis lujos y comodidades.
Ante la cercanía de la decisión final, toda la convicción que había creído tener durante esos meses se desvaneció. Sin poder mirar a Nija a los ojos, finalmente decidí renunciar a él.
Apenas puedo recordar con claridad lo que sucedió entonces, y hoy en mi memoria sólo puedo retener la expresión de malvado placer de mi padre al quitarme el anillo, la larga noche que pasé llorando y las últimas palabras que Nija me dedicó.
“Te quiero, Mada, te echaré de menos”.
A la mañana siguiente, supe que se había suicidado.
Casi dos meses después, me arrodillo frente a su tumba, con el corazón marchito y la mirada anegada de lágrimas amargas que no dejan de brotar, recordándome que soy la única responsable de esta situación. Echándome la culpa por mi egoísta decisión, repitiendo en mi mente mis pecados, aquellos que trajeron el desastre.
Cómo pude ser tan tonta... jamás lo merecí, jamás fui digna de Nija, por mucho que intentara convencerme de lo contrario, no merezco vivir.
Ante el pensamiento, algo en mi mente me devuelve a la realidad, haciendo que note a la pequeña criatura que es mi bebé dentro de mí. Puede que a su padre no me lo mereciera, pero lucharé por redimir mis pecados cuidando de mi pequeña.
Es una niña, lo sé, siempre supimos que nuestro primer bebé sería una hermosa mujercita. Y yo sé que tendrá sus ojos, y sus labios, y toda la valentía que poseía y de la que yo carezco. Sé que será digna de su padre, y que se llamará Weronikia, como él quería.
Es una noche de tormenta, como el día en que la concebimos, y las primeras gotas comienzan a notarse en la lápida de mi amado, que recta e impasible contempla el mundo sin temor, llena de orgullo y dignidad.
Recojo mi hatillo y me lo echo al hombro mientras salgo del cementerio. Mi padre me ha echado de casa, pues no pienso renunciar a mi bebé, pero ya no me importa. Esto es lo que debí haber hecho hace dos meses, pero para lo que no tuve el valor; el paso que debí haber dado junto a mi verdadero amor; la solución que habría esfumado mi pena.
Estoy sola, pero lo llevaré conmigo. Que mi llanto recuerde su rostro, que en mi mente viva siempre él.

Te quiero, Nija, te echaré de menos.

sábado, 21 de febrero de 2015

Cosas de lectores.

1.       Desesperarse por el poco tiempo libre disponible para leer.
2.       Desesperarse más aún cuando te das cuenta de que ya no te caben más libros en la estantería.
3.       “Creo que necesito un Ebook”.
4.       Los libros en papel siempre serán mejor que en digital.
5.       Pero no hay dinero.
6.       Ni espacio.


7.       Y el mundo está lleno de peligros para los libros en tapa blanda.
8.       En fin, qué remedio.
9.       Las nuevas ediciones siempre serán más bonitas que las que tú tienes.
10.   Contar chistes relacionados con libros que nadie entiende.
11.   Sentirte un excluido... ¡Qué va, los raros son los demás!
12.   Justo cuando más emocionado estás por un libro, no hay nadie con quien puedas comentarlo.
13.   Así que terminas destripándoselo a cualquiera que ojalá no se lo vaya a leer nunca.
14.   La película siempre será peor que el libro.
15.   Lo sé, lo sabéis.
16.   “Esta parte se la han inventado, esta otra la han eliminado por completo, que caracterización más horrible”.
17.   Y aun así vamos siempre con la misma ilusión a verlas.


18.   Y esperamos con la misma ansia los trailers.
19.   Y los posters.
20.   Y cualquier cosa sobre la que podamos opinar.
21.   Obsesionarse por personajes que, asumámoslo, jamás saldrán de las páginas.
22.   Que eso nos de igual, y seguir amándolos.
23.   Pelearse a muerte por novios literarios.
24.   Y que el argumento más convincente para ganar las peleas sea gritar “¡Mío!” más veces que el/la contrincante.


25.   Llorar a mares y que la gente a tu alrededor te mire como si estuvieras loco.
26.   Tener que escuchar el famoso “Pero si todo eso no es real”.
27.   Y responder con un “¡Cállate! Es real para mí, ¿vale?”.
28.   Que el libro sea increíble y el final no le llegue ni a la suela de los zapatos.
29.   Que el libro más interesante de la historia forme parte de una saga de un número indecente de novelas.
30.   Sentirse estafado cuando un libro que todo el mundo recomendaba resulta ser un fiasco.
31.   Formar parte del grupo de población más sensible a los spoilers.
32.   Bañarte en ellos cada vez que hablas con tus amigos lectores.


33.   Imaginar mil y una continuaciones para tus novelas favoritas.
34.   Imaginar mil y un rostros para tus personajes favoritos.
35.   En estos casos, las películas no vienen del todo mal.
36.   Sentirte un incomprendido cuando el libro de tus sueños apenas es conocido.
37.   Comprar más libros de los que puedes leer.
38.   Tener una lista de libros para comprar que cada vez se acerca más a los peligrosos tres metros.
39.   Explorar eBay de arriba a abajo en busca de “merchandising” friqui.
40.   Pasarte horas explorando Google en busca de imágenes relacionadas con tus libros.


41.   Creerte que tienes más derecho que todos los demás a amar a tus personajes favoritos.
42.   Emplear insultos para gente a la que no le gustan tus libros que ellos jamás entenderán.
43.   O dime tú qué persona ajena a Cazadores de Sombras va a sentirse ofendido porque le llames “mundano”.
44.   Cuidar a tus libros como si fueran tus hijos.
45.   No querer prestarlos.
46.   Y si lo haces, cualquier daño será castigado con penas horribles.
47.   Odiar a cualquier ser viviente que ose interrumpirte mientras lees.


48.   Esto siempre ocurrirá en la parte más interesante del libro.
49.   Soñar con el día en el que puedas ganarte la vida escribiendo novelas.
50.   Pero, de momento, seguir leyendo.


lunes, 16 de febrero de 2015

Aviso para navegantes: Retrasos en las entradas.

Esta es una de esas odiosas entradas informativas, lo siento mucho.
Sólo quiero comunicaros que a partir de ahora los exámenes, trabajos y deberes van a empezar a aplastarme. Así pues, y como me veo casi incapaz de actualizar varias veces en semana, he pensado en subir una entrada cada Sábado, simplemente.
También quiero pedir disculpas adelantadas, si se diera el hecho de que tardo un poco más en publicar.
Lo siento muchísimo, me disgusta más a mí que a vosotros, de verdad.


Os quiero, gracias por vuestra comprensión y apoyo, mis niños.

sábado, 14 de febrero de 2015

Valeria.

Sabrás quién es ella.
Su nombre es Valeria, la luz de la ciudad, la pasión de la vida, la energía de la juventud.
Recorre las calles de la ciudad con una canción en su corazón, liviana y ligera, volando por Lisboa como si no le hiciera falta mirar por donde va.
Ella es luz, es energía, es la pasión bohemia de quien no tiene nada que perder. Y nunca pierde nada, y vive a su ritmo, y explora la ciudad como una niña que busca hadas al atardecer, curiosa y activa, con una sonrisa brillando en su rostro.
La sonrisa que jamás desaparece, pues nunca deja de ser feliz. Y cuando las cosas se ponen feas, cuando no merece la pena ver el mundo, se pone a leer. Lee y lee horas seguidas, durante días, sumergiéndose en increíbles aventuras y memorables historias de amor, hasta que la vida vuelve a ser color.
Y cena bajo la luna y pinta al amanecer, y escribe sobre magia y amistad y baila descalza por el piso. Ilumina al mundo con su sonrisa, marcando la existencia de quienes la conocen, pues nadie puede olvidar a la joven muchacha de las estrellas en la mirada.
Y corre hacia el mar bajo la luz del sol, y de camino, en su Vespa con el cabello bailando en el viento, grita al cielo que es libre. Y ríe a carcajadas, para demostrar a quienes le rodean que es feliz, para que quienes la observan desde arriba se sientan orgullosos de ella, pues sale adelante y lleva en el alma los recuerdos de todos ellos.
Y juega en la arena, y lee mientras camina, y ríe y salta y hace el amor. Desborda vida allá a donde va y embelesa a los hombres tras sus pasos, y sonríe y coquetea sin miedo para hacerlos suyos en el suelo de la terraza, mientras deja que las estrellas la iluminen y el viento sople sobre sus cuerpos.
Y no se avergüenza, jamás se sonroja. Y come con las manos y da volteretas sobre el asfalto, y se muestra sin complejos y no se deja intimidar. Nada puede con ella, nadie puede apagarla, porque por mucha agua que halla, su fuego no se extingue.
Y es ella, sólo ella, mientras corre por la ciudad haciendo que su voz resuene en las casas, jugando a ser perseguida mientras la risa se le escapa por la garganta y su falda baila en torno a sus piernas. Sin miedo, sin llanto, sin nada que temer.
Libertad, juventud, alegría; la reina de la ciudad, la princesa del deseo, el canto a la vida.
La que da vida a la ciudad, la que da nombre al amor. La que lo marca todo a su paso y hace la historia de la vida en las calles.
Sabrás quien es ella.

Se llama Valeria.

miércoles, 11 de febrero de 2015

La mirada del cuervo.

El cuervo sigue ahí, apoyado en el poste, impertérrito e inmóvil.
La aldea le teme, le odia. Su presencia implica mala suerte y su graznido atrae a las ánimas muertas que claman desconsoladas desde sus tumbas; nadie le quiere allí, pero él no se va a marchar.
Porque tiene que vigilarla a ella, tiene que proteger a Chloe.
Ella le quiere, pues sabe que puede dormir tranquila mientras que él vele por ella. Lo hace desde que era apenas una niña, una pequeña criatura que trataba de huir del frío acurrucándose junto a rincones llenos de basura y rogando una mísera limosna sin que la gente se compadeciera de harapo sucio que era su vestido.
Tenía casi cinco años cuando la encontró. Era un día inhóspito y frío, y hacía días que la nieve rondaba por las calles sin descanso. Tras haberse pasado horas pidiendo sin apenas resultados, Chloe se dirigió al fondo del callejón más acogedor que pudo encontrar y se acurrucó en una esquina, sintiendo cómo el frío la inmovilizaba sin que el resguardo de la pared pudiera hacer nada por ella.
Jamás se había encontrado tan mal, tan débil. El frío entumecía sus miembros, que ya no podían ni temblar; apenas alcanzaba a mover los labios y abrirlos era un logro del que había desistido hacía mucho; se notaba la cara hinchada y los labios cortados, la piel tan fría como el hielo; ni siquiera era ya capaz de percatarse del hambre que tanto la había torturado en las últimas horas. De algún modo, supo que iba a morir, y no le dio miedo, por fin se acabaría aquella tortura. Cerró los ojos.
Pero volvió a abrirlos, para descubrir con sorpresa que una gruesa manta cubría su cuerpo dándole calor y que alguien había rodeado su silueta de botellas de alcohol. Aturdida como se encontraba, al principio no se planteó quién habría obrado así, hasta que unos golpes sordos junto a su cabeza la sobresaltaron.
Era un cuervo. De plumas brillantes y oscuras como el carbón, picoteaba el cristal de una de las botellas cada vez más rápido, tratando de llamar su atención. De un modo instintivo, la niña cogió el recipiente y bebió con la naturalidad del que ya ha hecho algo más de una vez, sintiendo cómo el líquido, a pesar del gusto amargo, le proporcionaba el calor que tanto necesitaba.
Entonces supo que era él quien había hecho todo aquello, quien la había cubierto con la manta y la había rodeado de todas aquellas botellas sabiendo, de algún modo, que le harían bien.  No sintió miedo, sin embargo: su madre le había enseñado, antes de morir, que no debía temer a los cuervos pues, al contrario de lo que se solía pensar, ellos siempre cuidan de los que deben. Y ella era su protegida, desde entonces y hasta el fin de sus días.
De este modo, le acogió con los brazos abiertos, como a un viejo amigo, y se prometió mantenerle siempre a su lado. Le cuidó, le quiso, y a cambió recibió su constante protección y todas las comodidades que el ave pudo proporcionarle.
Han pasado los años, y nada queda de la pobre niña vestida con harapos que soñaba con un trozo de pan que saciara su hambre; nadie podría reconocer a Chloe ahora, convertida en una bella dama doce años después. Fuerte y sana, camina por las calles sin que el sufrimiento haga mella en su pálido rostro; viste con hermosos vestidos que, en las noches de invierno, cubren con capuchas la cabeza de su portadora, para que nunca más encuentre en el invierno su muerte; se siente segura, sabiendo que ya no está sola en medio de la triste ciudad; y, aunque sigue durmiendo en la calle, no tiene miedo, sabe que no le ocurrirá nada mientras su cuervo protector siga con ella.

Mientras sienta su mirada sobre ella, mientras que sus graznidos sigan escuchándose por la ciudad, espantando cualquier desgracia que quiera hacerle daño.

sábado, 7 de febrero de 2015

Book Tag de Harry Potter.

Hoy os traigo un Book Tag relacionado con Harry Potter. Lo vi hace algo más de una semana en el blog La luna en vela y me gustó bastante, así que aquí está. Además, he de decir que este es un blog precioso que me tiene enamorada, así que os recomiendo que os paséis a visitarlo.
No es un Book Tag al uso, en el que tienes que elegir libros para cada cuestión, sino que se trata de responder a una serie de preguntas relacionadas con la serie.
He de avisar que a partir de ahora, en las respuestas, ES POSIBLE QUE SE CUELEN SPOILERS DE LA SAGA, así que abstenerse quienes no se hayan visto al menos las películas.

1.       ¿Cuál es tu libro favorito?
La verdad es que me gustan todos, así que no sabría cuál escoger... Diré que el sexto, Harry Potter y el Misterio del Príncipe, porque tiene un montón de momentos que me encantan.
2.       ¿Cuál es tu película favorita?
Las dos últimas, seguramente. Pero Harry Potter y el Cáliz de Fuego también me gusta mucho. Puede que Cedric Diggory tenga un poquiiiiito que ver en ello.

Es tan mono... y de mi casa, los de Hufflepuff somos muy leales.

3.       Libro que menos te gusta.
Del quinto, Harry Potter y la Orden del Fénix es del que menos me acuerdo, así que diré que ese.
4.       Película que menos te gusta.
La verdad es que la tercera, Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, me aburre un poco. Diré que esa.
5.       ¿Qué partes te hicieron llorar?
Muchísimas, ¿qué tipo de pregunta es esta?  La verdad es que no sabría decirlas todas, pero recuerdo perfectamente que con la muerte de Fred lloré un montón; fue un “no puede haber pasado algo así, tengo que haber leído mal, por favor”.
6.       ¿Crepúsculo o Harry Potter?
Harry Potter, por supuesto. Crepúsculo me volvió loca en su tiempo, pero Harry Potter es mucho mejor.
7.       ¿A qué personaje intentarías conquistar?
A mi RoRo (vale, ya me voy). Lo siento, intentaría conquistar a Ron, es uno de mis novios literarios favoritos, por muy borde que pueda llegar a ser me encanta. Aprovecho para decir que no me gusta nada todo lo que ha confesado últimamente Rowling en relación con él... pobrecito mío.

Así me sentiría yo si supiera que mi creadora pensó en matarme. Pobre Ron, nadie le entiende...

Miradle, es que es tan YO...

8.       ¿Cuál es tu personaje favorito?
Severus Snape. Al principio le odiaba, pero cuando leí la famosa escena de sus recuerdos le cogí tanto cariño que superó en diez minutos a personajes que había adorado durante toda la saga.
9.       ¿Cuál sería tu patronus?
Un test de Facebook me dijo que un fénix... no sé si fiarme. La verdad es que nunca lo he pensado, porque siempre que lo imagino hay otro animal que podría gustarme más... Hoy por hoy, diré que un lobo.
10.   Si pudieses escoger... ¿varita, piedra de la resurrección o capa de invisibilidad?
Capa de invisibilidad.
11.   ¿Te molestó alguna de las películas?
En realidad no, no hay ninguna que me parezca tan mala adaptación como para que me molestara especialmente. Lo que sí me molestó muchísimo fue que a Lily le pusieran los ojos marrones en la octava película, eso sí que fue un error imperdonable.

Por si no se lee bien: "Recuerdo que David Heyman me llamó y dijo: tratamos con los lentes de contacto verdes, podemos modificar digitalmente el color de sus ojos en post producción, ¿qué tan importante es que los ojos sean verdes? Le dije: lo único importante es que los ojos se vean como los de su madre, entonces cuando busquen a Lily, tienen que ser parecidos".
En fin, a la vista los resultados...

12.   ¿En qué casa estarías?
Hufflepuff, por supuesto, y bien orgullosa. Me lo dijo Pottermore.
13.   ¿Cuál es tu asignatura favorita?
Creo que Encantamientos. En los libros se lo pasan genial y, además, parece que ahí se enseñan la mayor cantidad de hechizos.
14.   ¿Cuál es tu profesor favorito?
Remus Lupin. Vale que Severus me encante, pero eso no quiere decir que me gusten sus criterios de enseñanza.

¡GOLPE DE REMO!

15.   ¿A qué actores te gustaría conocer?
Pues principalmente al trío de oro: Rupert, Emma y Daniel.
16.   ¿Qué hechizos te gustaría conocer?
Pues... todos, para empaparme de magia y saber qué hacer en todo momento.
17.   ¿Qué juegos tienes?
Nunca me ha ido mucho esto de los videojuegos. Juraría que tenía el de Harry Potter y el Cáliz de Fuego, pero ni siquiera recuerdo si era para DS o Play Station.
18.   ¿Cuál sería tu posición en el Quidditch?
Cazadora. Buscadora también tiene glamour, pero mis reflejos son espantosos.
19.   ¿Quedaste satisfecho con el final de la saga?
En realidad sí, bastante, no recuerdo nada que me disgustara especialmente. Snape será feliz ahí arriba con Lily, aunque sea como amigos, y lo de Albus Severus fue la guinda del pastel.


Bueno pues... hasta aquí. Espero que os haya gustado, mis niños, hasta otra.

miércoles, 4 de febrero de 2015

La dama del río.

Ella, la muchacha que vaga a solas por el bosque.
Con los pies descalzos, con la frente baja, cuidando de que todo esté bien.
Cuidando de la orilla, del agua que transcurre rauda por el río, de su pasión y su calma, del bien que le rodea; jamás dejará de hacerlo, jamás lo abandonará a su suerte, pues protegerlo es su deber.
Lo es desde que juró que nunca faltaría a su palabra; desde el día en que prometió que su existencia rondaría junto a la del río; desde el momento en que, fascinada por el rumor de las aguas, se ofreció a no descuidarlo jamás.
Ese día, su cuerpo pereció, fundiéndose con las cristalinas corrientes para no volver a aparecer; y su alma quedó ligada al elemento, vinculándose a él, por siempre unidos, hasta el fin de los tiempos.
La dama del río recorre el caudal, tranquila y pausada, lenta y sonriente. No tiene prisa, mientras observa el río con el cariño de una madre y el amor de la más entregada de las amantes.
No se arrepiente, jamás lo ha hecho y nunca lo hará; pues su corazón puro y entregado tiene una meta y un motivo, un deseo que jamás podrá verse relegado, pues ella lo prometió.
Y si alguna vez te la encuentras, si alguna vez se deja ver, siéntete afortunado. La dama del río cuidará también de ti, y te dotará del amor que alberga: ese que permite hacer sacrificios, ese que ahuyenta los males y destierra el mal, aquel que es puro y casto, que nunca padece.
Y, antes de desaparecer, sus ojos cristalinos se fijarán en ti, y sabrás que estás a salvo, que nada jamás podrá volver a hacerte daño.
No temas, viajero, pues la guardiana del río te protege.
Al igual que a la orilla, al igual que a su querido caudal.


domingo, 1 de febrero de 2015

Colaboro en "Night´s Deliriums".

¡Hola, mis niños!
Vengo anunciaros un proyecto genial en el que me acabo de involucrar. ¡Voy a colaborar en un blog!
Se llama Night´s Deliriums, y fue creado por unas cuantas de mis maravillosas y fantásticas Dreamers.
Colaboraré como consejera, visto que al parecer se me da realmente bien, sobre temas de amor o juveniles. No lo haré todas las semanas, porque estoy bastante agobiada con los estudios, así que sólo aportaré mi granito de arena cuando me empiecen a llegar correos con preguntas.
Sin embargo, mis pequeñas sí escribirán en él cada semana, un día cada una. Os SUGIERO (ehem, ehem) que os paséis por el blog para conocer en detalle la sección de cada una.
Para entrar, sólo tenéis que pulsar en el banner que colocaré en la columna de la derecha. Si os gusta, os agradecería que os subscribierais.


Os quiero, mis niños. Gracias.