domingo, 4 de agosto de 2013

Si dibuja su sonrisa, eres su objetivo.

Se sienta en la barra, fría y atenta, como todas las noches de caza.
Vestida de negro, con los ojos oscuros alerta y los labios teñidos de rojo, repasa el bar en busca de su próxima víctima. No tiene éxito, aún es algo pronto.
Hace una seña al camarero que sólo con mirarla ya sabe lo que quiere, ella es un cliente habitual y está tan acostumbrado a verla por allí que ya sabe lo que desea.
Y no sólo hablando de bebida.
Todo el que frecuente el bar la ha visto alguna vez: siempre impecable, siempre con su magnético atractivo, siempre con su brillo inteligente y astuto en la mirada, buscando algún desprevenido caballero del que disfrutar durante los próximos días, o sólo esa noche.
Dicen de ella que es la heredera del asesino del beso, que aprendió de él en circunstancias que nadie conoce y que ahora aprovecha sus técnicas para disfrutar de la noche dejando a sus amantes vivos cuando desaparece para no volver a verles; dicen los más fantasiosos que el diablo la visitó una vez y, fascinado por su belleza, le mostró los oscuros secretos que sólo los siervos del mal poseen y que les permiten atraer a los inocentes mortales a su lado hasta que para ellos es demasiado tarde; dicen también que ella no duerme, que por la mañana planea sus movimientos y por la noche os consuma, sirviéndose únicamente de dos o tres horas de sueño para no terminar sucumbiendo.
Todos dicen, todos alimentas rumores y leyendas, pero ninguno la conoce. Nadie sabe nada con certeza, ningún parroquiano del pequeño bar se ha atrevido nunca ha hablar con ella y en aquel lugar ella nunca ha hablado con nadie si con ello no quería conquistar o tomar un trago.
Incluso su nombre es sólo una creencia en el lugar, Lena dicen que se llama. Alguien la escuchó decirlo en una conversación espiada hace tiempo y lo difundió entre sus conocidos, quienes a su vez lo comentaron entre amigos y camareros convirtiendo el dato en un nuevo rumor que añadir a una lista que crece considerablemente.
No tiene amigos, o por lo menos no viven cerca. Ella siempre viene sola y quienes dicen haberla visto por la calle nunca mencionan a ningún acompañante. Es una loba solitaria, comentan, es la tentación personificada envuelta en un velo que esconde todos sus secretos. Ella es un droga letal, un arma a la que nunca se ha visto fallar. Hasta la fecha, estas paredes no han sido testigos de ningún hombre que se haya resistido a sus encantos.
Entre los clientes corre un dicho. Dos frases que, como los cuentos populares, no tienen un autor pero son conocidas y declamadas por todos:

"Si dibuja su sonrisa mirándote, eres su objetivo. Si te das cuenta de ello, has caído"

La puerta del bar se abre para permitir el paso a un joven. Nadie le ha visto antes, nunca ha entrado allí. Es atractivo y parece ingenuo, algunos de los clientes ya intuyen lo que va a pasar antes de que ocurra.
El muchacho no la ha visto, pero ya ha llamado la atención de Lena. Se ha sentado en una mesa arrinconada servida de dos asientos, lo que es perfecto. Ella dibuja su sonrisa, la astucia y el encanto asoman a sus ojos. Bebida en mano, se acerca a su objetivo bajo la atenta mirada de todos.
Él se percata de su presencia cuando ya está a su lado, lo primero en lo que se fija es en su sonrisa rojo intenso.
- Hola, ¿te importa si me siento contigo?

http://www.youtube.com/watch?v=9MAX0oi24S4


2 comentarios:

  1. Sugerente relato. ¿Cuál de los rumores será el cierto? Buena fuente de inspiración. Me ha gustado mucho.

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    1. ¡Ah! ¿Quién sabe?
      Muchas gracias. Además, el bar me lo imagino como el McLarens de Cómo conocí a vuestra madre.

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